viernes, 3 de octubre de 2008

Otoño: cine y cocina











En estos días de amplitudes térmicas y narices frías, nos sentamos en nuestra cocina a pensar. Entre aromas ricos, que sugieren sabores placenteros, reflexionamos sobre eso que tanto nos gusta divagar: el amor.

Película de esta semana: “Deseando Amar”. Una vez más -incansables con este film- pensamos en la compleja tarea que es relacionarnos. Los romances, encuentros, mensajes, miradas, llamadas, correos, chats…

Por qué elegir no estar con la persona amada? Si todo indica que el amor es posible, por qué la elección es no estar juntos?. Cobardía, miedo, presión social, tabúes, romanticismo?.

El amor romántico se detiene en el impacto que produce la imagen del otro. Imposible por definición, produce un sin fin de alteraciones, el aliento se entrecorta –aquello de las mariposas en el estómago-.

El cine cuenta historias de principio. Al final de la película nos encontramos el romanticismo: pasiones, locuras, emociones… ¿y después?

Sin embargo, “los amores cobardes no llegan amores, ni a historias”. Preferimos estar separados para amar o se ama cuando arriesgamos a desgastar el afecto a partir del encuentro?

Si preguntan por nosotras, seguimos poniendo el pan a hornear y haciendo arroz con costillas teriyaki (por lo chino vió)…



Deseando amar
SINOPSIS: Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, y su mujer se mudan a un inmueble habitado principalmente por la comunidad de Shanghai. Chau conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse también en el edificio junto con su esposo. Ella es secretaria en una firma de exportación y su marido es representante de una empresa japonesa para la que continuamente está en viaje de negocios. Como su propia mujer se encuentra también a menudo fuera, Chow pasa cada vez más tiempo en compañía de Li-zhen. Quedan a menudo con sus caseros para jugar al mahjong o hablar del último cotilleo. Chow y Li-zhen se hacen buenos amigos. Un día, deberán enfrentarse a los hechos: sus respectivos cónyuges están teniendo una relación amorosa.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes. Ute Ehrhardt

“Las mujeres son el sexo bueno. Amables, complacientes, modestas y generosas. Eso es lo que se espera de ellas, pero también concuerda con la imagen que toda mujer alberga en su interior.
Se tiene la impresión de que ser buena es la clave del éxito, cuando lo cierto es que ocurre todo lo contrario.
La nueva mujer todavía esta llena de contradicciones. Sabe imponerse, pero a menudo con mala conciencia. Por fuera permanece impasible, pero por dentro se desencadena un conflicto. La mujer nueva quiere gustar y caer bien, y se esfuerza por agradar a todo el mundo, pero, por otra parte, también sabe que de este modo entra en el juego de las dependencias. Procura expresar su opinión y convencer, pero no quiere manipular a nadie; desea mostrarse segura de si misma, pero le aterra asustar a los demás.
Las mujeres tienen facilidad para ponerse en la situación de los demás. Entienden los motivos que les llevan a sostener una opinión determinada. Se meten en su pellejo. De ahí que les resulte difícil imponer sus deseos o mantener su opinión.”

martes, 9 de septiembre de 2008

Los amores con la crisis (están dificíles)

¿Qué es la crisis? ¿Solbes, Kristina o los cuarenta? ¿mito, leyenda urbana, realidad? ¿tener cuarenta es igual a crisis o la crisis es andar con cuarentones? ¿Estaremos dispuestas a entender, justificaremos los “no actos” por la edad? ¿Justificaremos las no llamadas? ¿diremos que es el prozac?

Por otra parte y hablando de conductas: uno porque no puede, otro porque no llama, otro porque quiere llamar y no puede, otro porque llama, quiere, pero después no puede. A los 33 están en la cruz y a los 43 te crucifican (y el melodrama). Los 40 y sus estrategias: regalos, cenas, vinos, artefactos varios… culpas y etc.

¿A dónde queremos llegar? ¿Euribor arriba y amor abajo? ¿Y por qué no empezamos borrachas y unidas? Total, que además de pequeñas, somos confundidas. ¿y el Prada? Este otoño cae uno…

Se acaba el verano, no tenemos idea(s)… el pescado sin vender, la casa sin barrer, la piel sin exfoliar y una terma romana en la puerta. ¡Joaquinito, ponele música! ¡Que vengan los romanos! ¡Mandadme a Gladiator, Espartaco y sus secuaces y a (casi) cualquier italiano! ¡Que vuelva el italiano… o mejor que no! ¡Qué se yo! ¿mejor pueblos más cercanos?

Deliradas o medio delirantes, ¡bienvenido el otoño!
Volvemos al tacón, charol y negro…

"quiero ver a que sabe tu olvido..."

lunes, 28 de julio de 2008

¿Me mira... no me mira...?



Después de 9 días de blanco y rojo -repuestas ya del agotamiento sanfermiero, colgadas las albarcas y tacón mediante-, estas cronistas encaran la dura tarea de salir de rebajas.
La adquisición de prendas únicas a precios exultantes nos recuerda al botín de un temido pirata –aunque sólo somos unas traviesas damas urbanas-.
Entonces aparece la pregunta: ¿se fijan ellos en los zapatos, bolsos, anillos, pendientes, collares, bragas, sujetadores, faldas, pamelas, camisetas, vestidos, cinturones, trajes de baño, gafas, pitillos, minis…?
Este deleite de texturas y colores, ¿es percibido por otras miradas, más allá de la curiosidad femenina?
Y si así fuera, ¿es esto motivo de seguridad para nosotras o, simplemente, nos sentimos seguras al utilizar esas prendas y accesorios bonitos y eso es lo que atrae?
Seguramente, querid@s comentaristas encontraremos múltiples respuestas -y algún enfado-. Pero de lo que estas pequeñas damas están seguras es que nacer, crecer, sufrir, necesitar, desear, vivir, anhelar, odiar, amar, no es sin la mirada del otro.

¿Cuál ha sido la mejor compra de estas rebajas?

Enamorado de la moda